Crisis existencial

Los sentimientos de soledad e insignificancia frente a la naturaleza son comunes en las crisis existenciales.

En psicología y psicoterapia, las crisis existenciales son conflictos internos caracterizados por la impresión de que la vida carece de sentido. Algunos autores también enfatizan la confusión sobre la identidad personal en su definición. Las crisis existenciales van acompañadas de ansiedad y estrés, a menudo hasta tal grado que perturban el funcionamiento normal de la vida cotidiana y conducen a la depresión. Su actitud negativa hacia la vida y el sentido refleja varias posiciones características del movimiento filosófico conocido como existencialismo. Los sinónimos y términos estrechamente relacionados incluyen angustia existencial, vacío existencial, neurosis existencial y alienación. Los diversos aspectos asociados a las crisis existenciales se dividen a veces en componentes emocionales, cognitivos y conductuales. Los componentes emocionales se refieren a los sentimientos provocados, como el dolor emocional, la desesperación, la impotencia, la culpa, la ansiedad y la soledad. Los componentes cognitivos abarcan el problema de la falta de sentido, la pérdida de valores personales y las reflexiones sobre la propia mortalidad. Exteriormente, las crisis existenciales suelen expresarse en adicciones, comportamientos antisociales y compulsivos.

Los síntomas específicos pueden variar mucho de un caso a otro. Los teóricos tratan de abordar esto distinguiendo entre diferentes tipos de crisis existenciales. Las categorizaciones suelen basarse en la idea de que los problemas en el centro de las crisis existenciales difieren según la etapa de la vida del individuo y su desarrollo personal. Los tipos que se encuentran comúnmente en la literatura académica incluyen la crisis de la adolescencia, la crisis del cuarto de vida, la crisis de la mediana edad y la crisis de la tercera edad. Todas ellas tienen en común un conflicto sobre el sentido y el propósito de la propia vida. Las crisis más tempranas tienden a ser más prospectivas: el individuo está ansioso y confundido sobre qué camino seguir en la vida, especialmente en lo que respecta a la educación y la carrera, así como a la propia identidad e independencia en las relaciones sociales. Las crisis más tardías en la vida son más retrospectivas. Pueden ser desencadenadas por la impresión de que uno ha pasado el punto álgido de la vida y a menudo se caracterizan por la culpa, el arrepentimiento y el miedo a la muerte. La edad del individuo generalmente corresponde al tipo de crisis que experimenta, pero no siempre, ya que hay mucha variación en el nivel de desarrollo personal. Algunas personas pueden experimentar solo algunos de estos tipos o ninguno. Si una crisis existencial anterior se resolvió adecuadamente, normalmente le resulta más fácil para el individuo resolver o evitar las crisis posteriores.

El problema de la falta de sentido desempeña un papel central en todos estos tipos. Puede surgir en forma de sentido cósmico, que se refiere al sentido de la vida en general o a por qué estamos aquí. Otra forma se refiere al sentido personal secular, en el que el individuo trata de descubrir propósito y valor principalmente para su propia vida. El tema de la falta de sentido se convierte en un problema debido a la discrepancia entre el deseo de los seres humanos de vivir una vida con sentido y la aparente falta de sentido e indiferencia del mundo, a veces denominado el absurdo. Se han sugerido varias fuentes de sentido a través de las cuales el individuo puede encontrar sentido. Incluyen el altruismo o tratar de beneficiar a los demás, dedicarse a una causa, como un movimiento religioso o político, la creatividad, por ejemplo, creando arte, el hedonismo o tratando de vivir la vida al máximo, la autorrealización, que se refiere al desarrollo de los potenciales innatos, y encontrar la actitud correcta hacia las propias dificultades.

Las crisis existenciales tienen diversas consecuencias negativas, tanto a nivel personal, como la ansiedad y la formación de malas relaciones, cuanto a nivel social, como una alta tasa de divorcios y una disminución de la productividad. También pueden tener efectos positivos al empujar al afectado a abordar el problema subyacente y, por lo tanto, a desarrollarse como persona. Algunos cuestionarios, como el Purpose in Life Test, pueden utilizarse para medir si alguien está pasando actualmente por una crisis existencial. Debido a las consecuencias principalmente negativas, es importante que se resuelvan las crisis existenciales. El enfoque más común es ayudar a los afectados a encontrar un sentido en su vida. Esto puede ocurrir a través de un salto de fe, en el que el individuo deposita su confianza en un nuevo sistema de sentido, o a través de un enfoque razonado centrado en una evaluación cuidadosa y basada en la evidencia de las fuentes de sentido. Algunos teóricos recomiendan un enfoque nihilista, en el que el individuo acepta que la vida no tiene sentido y trata de encontrar la mejor manera de afrontar este hecho. Otros enfoques incluyen la terapia cognitivo-conductual y la práctica de la toma de perspectiva social.

Fuera de la psicología y la psicoterapia, el término "crisis existencial" se usa a veces para indicar que la existencia de algo está amenazada.


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